¿Libre comercio entre la UE y Mercosur?
¿Contribuirá la visita de Hollande a Argentina a destrabar el acuerdo de libre comercio entre los países del Mercosur y la Unión Europea que lleva estancado años? Dos expertos responden a Deutsche Welle.
Desde 1997 no recibía Argentina a un presidente francés. Durante su visita al país los días 24 y 25 de febrero de 2016, François Hollande aseguró querer acompañar el “nuevo capítulo” que impulsa Mauricio Macri de una “Argentina más abierta, más creíble”, respaldó su candidatura para ingresar en la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) y su intención de resolver el tema de la deuda en cesación de pago para que Argentina pueda regresar al sistema financiero internacional. Además, Hollande reveló que Francia impulsará la presentación de una oferta europea para lograr destrabar el acuerdo de libre comercio que la Unión Europea negocia desde hace años con los países del Mercosur. Se trata de un anuncio importante, teniendo en cuenta que, hasta ahora, la hiperproteccionista política francesa hacia su agricultura había obstaculizado ese acuerdo.
“Francia, junto con los países del este europeo, es uno de los países más rígidos en sus posturas para facilitar el intercambio de productos agrícolas y el desmantelamiento del entramado de subsidios a la exportación y a la producción del sector”, explica a Deutsche Welle el economista y consultor internacional Ricardo Rozemberg, miembro del Centro de iDeAS, de la Universidad Nacional de San Martín (Argentina). “Esta posición choca con el interés de los países del Mercosur, productores eficientes de alimentos”, prosigue Rozemberg. El desequilibrio entre las expectativas de ambas partes ha teñido las negociaciones desde principios de los 90: los países del Mercosur esperaban más apertura en lo concerniente al comercio de bienes de ámbito agropecuario, mientras que Europa se enfocaba más a la liberalización del comercio de servicios y al tratamiento de inversiones.
El nuevo papel internacional de Argentina
Desde la asunción de Mauricio Macri como presidente argentino el pasado 10 de diciembre, ha recibido al presidente búlgaro, Rosen Plevneliev, al primer ministro italiano, Matteo Renzi, y este jueves (25.02.2016) despidió al presidente francés, François Hollande. El 23 y 24 de marzo será Barack Obama quien visite a Macri. Estos encuentros responden a la estrategia del mandatario argentino de “llevar a cabo una política de ajuste en el plano interno y compensar eso con un aumento de la inversión extranjera”, dice a Deutsche Welle Gaspard Estrada, analista político y responsable de comunicación de l’OPALC (Observatoire Politique de l’Amérique Latine et des Caraïbes), con sede en París.
Durante la visita de Hollande, “pareció haber un impulso político para dar una nueva dimensión a la relación bilateral”, continúa Estrada. “Tanto Francia como Argentina quieren mostrar que hay una convergencia de posiciones entre ambos países”. Y eso también se traduce en el nuevo papel que juega Argentina bajo la presidencia de Macri dentro del Mercosur y su capacidad para impulsar en el seno de la organización el acuerdo comercial con la Unión Europea. Para Estrada, una de las claves del nuevo rol argentino es el tiempo. “¿Podrá Macri mantener en el futuro el capital político que le otorga su reciente elección y cambiar la correlación de fuerzas que existe en Mercosur?”, se pregunta. “Yo creo que todos los países de la región se encuentran en un momento de crisis económica y eso los obliga a pensar en nuevas soluciones para retomar la senda del crecimiento económico”, explica. “Pero hay que tener claro que un acuerdo así implica necesariamente vencedores y perdedores”, sentencia Estrada, “y no todos los países pueden incluir ahora en su agenda política un tema tan sensible”.
¿Está Francia dispuesta a ceder?
El economista Ricardo Rozemberg tampoco se muestra optimista al respecto: “Las dificultades y tensiones que existen detrás de este acuerdo requieren de una fuerte decisión política para poder ser superadas y lograr el éxito deseado. La coyuntura económica internacional, y los desarrollos en Europa y América Latina, no lucen propicias para este tipo de iniciativas de libre comercio. Habrá que ver si la visión estratégica y de largo plazo puede esta vez superar la visión defensiva y de corto aliento que muchas veces prima en las negociaciones internacionales. El tiempo dirá”, dice Rozemberg.
¿Y Francia? ¿Está en condiciones de hacer concesiones en un ámbito sensible como el de la agricultura, que afecta directamente a intereses de grupos de la sociedad bien organizados en Francia? De nuevo, el tiempo parece ser la clave: “En este momento, se está abriendo la competencia electoral en Francia”, dice Gaspard Estrada. “Llegar a un acuerdo ambicioso a poco más de un año de las elecciones presidenciales en Francia me parece que va a ser cada vez más difícil para Hollande, que tiene una baja popularidad y un apoyo débil de su partido en el Congreso, como para poder llevar a cabo esta agenda y asumir el costo político”, concluye.