Viena, 23 de julio de 1914.
“El 31 de marzo de 1909, el Ministro de Serbia en Viena hizo, por orden de su Gobierno, al Gobierno imperial y real la siguiente declaración:
“Serbia reconoce que no ha sufrido en sus derechos con motivo del hecho consumado en la Bosnia-Herzegoviana y que se conformara por consiguiente con la determinación que tomen las Potencias con relación al artículo XXV del tratado de Berlín. Siguiendo los consejos de las grandes Potencias, Serbia se compromete, desde ahora, a abandonar la actitud de protesta y de oposición que ha venido observando con respecto a la anexión desde el otoño próximo pasado y se compromete además a cambiar el derrotero de su política actual hacia Austria-Hungría para vivir, de ahora en adelante con esta última, como buenos vecinos.”
Ahora bien, la historia de estos últimos años, y sobre todo los dolorosos acontecimientos del 28 de junio han demostrado la existencia en Serbia de un movimiento subversivo cuyo fin era disgregar de la Monarquía austro-húngara algunas partes de sus territorios. Este movimiento que nació bajo el amparo del Gobierno serbio, llegó a manifestarse más allá del territorio del reino por medio de actos terroristas y por una serie de atentados y asesinatos.
El Gobierno real serbio, lejos de cumplir los compromisos estrictamente estipulados en la declaración del 31 de marzo de 1909, no hizo nada para extinguir este movimiento, toleró la criminal actividad de las diferentes asociaciones y afiliaciones dirigidas contra la Monarquía, el lenguaje desenfrenado de la prensa, la glorificación de los autores de atentados, la participación de oficiales y funcionarios en actos subversivos, una propaganda malévola en la instrucción pública, toleró en fin toda manifestación que pudiera inculcar al pueblo serbio al odio hacia la Monarquía y a despreciar sus instituciones.
Esta tolerancia culpable del Gobierno real serbio no había cesado a la hora en que los acontecimientos del 28 de junio último demostraron al mundo entero sus funestas consecuencias.
Se desprende de las declaraciones y confesiones de los criminales autores del atentado del 28 de junio que el asesinato cometido en Sarajevo se tramó en Belgrado, que las armas y explosivos de que estaban provistos los asesinos, les fueron entregadas por oficiales y funcionarios serbios que formaban parte de la “Narodna Odbrana” y en fin que el paso a Bosnia de los criminales y de sus armas se organizó y efectuó por jefes del servicio fronterizo serbio.
Los resultados que menciona el sumario no permiten al Gobierno imperial y real permanecer por más tiempo en la actitud de longanimidad expectante observada durante tantos años en presencia de actos concentrados en Belgrado y propagados desde esa capital en los territorios de la Monarquía; estos resultados le imponen al contrario el deber de poner fin a maquinaciones que constituyen una perpetua amenaza para la tranquilidad de la Monarquía.
Para alcanzar este resultado, el Gobierno imperial y real se ve obligado a pedir al Gobierno serbio la declaración oficial de que condena la propaganda dirigida contra la Monarquía austro-húngara, es decir, el conjunto de las tendencias que aspiran en último lugar a disgregar de la Monarquía territorios que forman parte de ella, y que se compromete a suprimir, por todos los medios, esta propaganda criminal y terrorista.
Con el fin de dar un carácter solemne a este compromiso, el Gobierno Real de Serbia hará publicar en la última página del Diario oficial con fecha 13-26 de julio, el siguiente suelto:
“El Gobierno Real de Serbia condena la propaganda dirigida contra Austria-Hungría, es decir, el conjunto de tolerancias cuya finalidad es disgregar de la Monarquía austro- húngara territorios que forman parte de ella, y deplora sinceramente las funestas consecuencias de estos actos criminales.
”El Gobierno Real siente que oficiales y funcionarios serbios hayan participado a la expresada propaganda y comprometido así las relaciones de buena vecindad a que el Gobierno Real se había comprometido solemnemente, por sus declaraciones de 31 de marzo de 1909.
”El Gobierno Real, que desaprueba y repudia toda idea o tentativa de entremetimiento en los destinos de los habitantes de cualquier región de Austria-Hungría, considera que es de su deber avisar de un modo enérgico a los oficiales, funcionarios y a toda la población del reino, que en adelante procederá con el más extremado rigor contra las personas que sean consideradas culpables de semejantes actos, a cuya prevención y represión dedicará todos sus esfuerzos.”
Esta enunciación se pondrá simultáneamente en conocimiento del ejército real por medio de una orden del día de Su Majestad el Rey, y se publicará en el Boletín oficial del Ejército.
Además el Gobierno Real de Serbia se obliga:
- A suprimir toda publicación- que excite al odio y el menosprecio de la Monarquía, y cuya tendencia general vaya contra su integridad territorial.
- A disolver inmediatamente la Sociedad llamada “Narodna Odbrana”; a incautarse de todos sus medios de propaganda, y a proceder del mismo modo contra las demás Sociedades y afiliaciones existentes en Serbia que se dediquen a la propaganda contra la Monarquía austro-húngara, debiendo tomar el Gobierno Real las medidas necesarias para que las Sociedades disueltas no puedan continuar su trabajo activo bajo otro nombre y bajo otra forma.
- A eliminar sin demora de la instrucción pública en Serbia, bien sea en el cuerpo docente, bien sea en los métodos de enseñanza, todo cuanto contribuya: o pueda contribuir a fomentar la propaganda contra Austria-Hungría.
- A alejar del servicio militar y de la administración en general, todos los oficiales y funcionarios culpables de propaganda contra la Monarquía austro-húngara, cuyos nombres y actos el Gobierno Imperial y Real se reserva comunicar al Gobierno Real.
- A aceptar la colaboración en Serbia de los organismos del Gobierno Imperial y Real para la supresión del movimiento dirigido contra la integridad del territorio de la Monarquía.
- A abrir una información judicial contra los partidarios del complot del 28 de junio que se hallen en territorio serbio; delegados del Gobierno Imperial y Real tomarán parte en las indagaciones a que haya lugar.
- A proceder, con toda urgencia, a la detención del comandante Voija-Tankosic y del llamado Milán Ciganovic, empleado del Estado Serbio, comprometidos en el asunto, según resulta de la instrucción de Sarajevo.
- A impedir, por cuantos medios sean eficaces, el concurso prestado por las autoridades servias, en el tráfico ilícito de armas y explosivos a través de la frontera. A licenciar y castigar severamente los funcionarios de servicio en la frontera de Schabatz y de Loznica culpables de haber ayudado a los autores del crimen de Serajevo facilitándoles el paso por la frontera.
- A dar al Gobierno Imperial y Real explicaciones sobre las palabras injustificables de altos funcionarios serbios tanto en Serbia como en el extranjero, quienes, a pesar de su situación oficial, no titubearon, después del atentado del 28 de junio, en expresarse en varias entrevistas de una manera hostil hacia la Monarquía austrohúngara.
- A dar parte sin demora al Gobierno Imperial y Real de la ejecución de las medidas antes reseñadas.
El Gobierno Imperial y Real espera la contestación del Gobierno Real hasta el sábado 25 del actual a las cinco de la tarde, como último plazo.
Un informe sobre los resultados del sumario de Sarajevo referentes a los funcionarios que se mencionan en los párrafos 7.° y 8.° se halla anexo a esta nota.
Anexo
El sumario criminal incoado por el tribunal de Sarajevo contra Gravillo Princip y demás, por asesinato y complicidad en el mismo, crimen cometido por ellos el 28 de junio último, ha hecho constar hasta la fecha los extremos siguientes:
- El complot que tuvo por objeto el asesinato del archiduque Francisco Fernando, durante su permanencia en Sarajevo, se fraguó en Belgrado por Gravillo Princip, Nedeljko Cabrinovic, el llamado Milán Ciganovic y Trifko Grabez, con la ayuda del comandante Voija Tankosic.
- Las seis bombas y las cuatro pistolas Browning con sus municiones, que sirvieron a los malhechores para cometer el asesinato, fueron entregadas en Belgrado a Princip, Cabrinovic y Grabez por el llamado Milán Ciganovic y el comandante Voija Tankosic.
- Las bombas son granadas de mano que proceden del depósito de armas del ejército servio en Kragujevaks.
- Para asegurar el éxito del atentado, Ciganovic enseñó a Princip, Cabrinovic y Grabez el modo de manejar las granadas, y dió en un bosque cercano al campo de tiro de Tops- chider, lecciones de tiro con pistolas Browning a Princip y a Grabez.
- Para facilitar el paso de la frontera de Bosnia-Her- zegovina a Princip, Cabrinovic y Grabez, y poder introducir clandestinamente su Contrabando de armas, se organizó por Ciganovic un sistema de transporte secreto.
Con arreglo a esta organización, el paso a Bosnia-Herzegovina de los malhechores y de sus armas fue facilitado por los jefes de las capitanías fronterizas de Sabac (Popovic) y de Loznica, y por el aduanero Rudivoj Grbic de Loznica, con ayuda de varios particulares.
Contestación del Gobierno serbio a la Nota austrohúngara
Belgrado, 25 de julio de 1914
El Gobierno real serbio ha recibido la comunicación que le dirigió el Gobierno imperial y real en 10-23 del corriente mes, y tiene la convicción de que su respuesta alejará cualquier interpretación equivocada que pudiera comprometer las buenas relaciones de vecindad entre la Monarquía austro- húngara y el Reino de Serbia.
El Gobierno real tiene conciencia que las protestas formuladas tanto en la tribuna de la Skoupchtina nacional como las contenidas en declaraciones y actos de los representantes responsables del Estado, protestas a las que puso coto radicalmente la declaración del Gobierno serbio de 18-31 de marzo de 1909, no han vuelto a repetirse en ninguna ocasión con respecto a la gran Monarquía vecina, y que desde entonces, tanto por parte de los Gobiernos reales que se sucedieron como por sus órganos, no se ha hecho tentativa alguna encaminada a cambiar el estado de cosas político y jurídico creado en Bosnia-Herzegovina.
El Gobierno real pone de manifiesto que en lo referente a este extremo el Gobierno imperial y real no le ha dirigido ninguna reclamación, excepto en lo concerniente a un libro escolar, reclamación por la cual el Gobierno imperial y real recibió una explicación completamente satisfactoria.
En numerosas ocasiones Serbia ha dado pruebas de su política pacífica y moderada durante la crisis balcánica, y merced a Serbia y a los sacrificios que se impuso en el exclusivo interés de la paz europea, se logró preservar a ésta.
El Gobierno real no puede ser declarado responsable de manifestaciones de carácter privado, tales como artículos de prensa y de los hechos realizados por sociedades, hechos que se producen en casi todos los países como cosa corriente, generalmente fuera de la acción inspectora oficial, y mucho menos cuando el Gobierno real, al zanjar toda una serie de cuestiones surgidas entre Serbia y Austria-Hungría, se ha mostrado muy atento, y logrado de ese modo liquidar la mayoría de aquéllas en beneficio del progreso de ambos países vecinos.
Por esto han producido al Gobierno real una dolorosa sorpresa las afirmaciones según las cuales personas pertenecientes al reino de Serbia habían tomado parte en la preparación del atentado cometido en Sarajevo. Esperaba ser invitado a colaborar en las indagaciones de todo cuanto se refiera a este crimen, y estaba dispuesto, para demostrar por todos sus actos que ha procedido siempre correctamente, a actuar contra cualesquiera persona respecto a las cuales se le hiciera alguna comunicación.
Atendiendo, pues, a los deseos del Gobierno imperial y real, el Gobierno real está dispuesto a entregar a los tribunales a todo súbdito serbio, sin distinción de clase ni rango, de cuya complicidad en el crimen de Sarajevo se le suministren pruebas.
Se compromete de un modo especial a publicar en la primera página del Diario Oficial del día 13-26 de julio el siguiente suelto:
El Gobierno real de Serbia condena toda propaganda dirigida contra Austria-Hungría, es decir, el conjunto de aquellas tendencias cuya aspiración sea en último término desmembrar de la Monarquía austrohúngara territorios que de ella forman parte, y deplora sinceramente las consecuencias funestas de estos actos criminales.
El Gobierno real siente que algunos oficiales y funcionarios serbios hayan participado, según la comunicación del gobierno imperial y real, a la expresada propaganda, poniendo con ello en entredicho las relaciones de buena vecindad a las cuales se había comprometido solemnemente el Gobierno real por la declaración del 18-31 de marzo de 1909.
El Gobierno’, que desaprueba y repudia toda idea o intento de una intromisión cualquiera en los destinos de los habitantes de cualquier región de Austria-Hungría, considera que es de sú deber avisar de un modo enérgico a los oficiales, funcionarios y a toda la población del reino que en adelante procederá con el más extremado rigor contra las personas que se hicieran culpables de semejantes actos, a cuya prevención y represión dedicará todos sus esfuerzos.
Esta enunciación se pondrá en conocimiento del ejército real mediante una Orden del día en nombre de Su Majestad el Rey por Su Alteza Real el príncipe heredero Alejandro, y será publicada en el próximo Boletín Oficial del ejército.
El Gobierno real se compromete además:
- A introducir en la primera convocatoria regular de la Skupchtina una disposición adicional a la ley de prensa, en la que se castigará del modo más severo la provocación al odio o al desprecio hacia la Monarquía austrohúngara así como toda publicación cuya tendencia general fuese dirigida contra la integridad territorial de Austria-Hungría. Se encarga, en la próxima revisión de la Constitución, de introducir una adición al artículo 22 de la misma, con arreglo a la cual podrán ser confiscadas estas publicaciones, lo que es imposible ahora, según los términos categóricos del artículo 22 de la Constitución.
- El Gobierno no posee ninguna prueba y la Nota del Gobierno imperial y real tampoco le aporta ninguna, respecto a que la Sociedad Narodna Obrana y las demás sociedades similares hayan realizado hasta hoy hecho delictivo alguno de esa clase por cualquiera de sus afiliados. Sin embargo, el Gobierno real aceptará la petición del Gobierno imperial y real y disolverá la Sociedad Narodna Obrana y cualquier otra que obrase en contra de Austria-Hungría.
- El Gobierno real serbio se compromete a eliminar, sin demora, de la instrucción pública en Serbia, todo cuanto contribuya o pueda contribuir a fomentar la propaganda contra Austria-Hungría, cuando el Gobierno imperial y real aporte hechos y pruebas de esta propaganda.
- El Gobierno real acepta, por lo menos, alejar del servicio militar a cuantos se pruebe en la información judicial que son culpables de actos contra la integridad del territorio de la monarquía austrohúngara, espera que el Gobierno imperial y real le comunique ulteriormente los nombres y hechos de estos oficiales y funcionarios, a los fines del enjuiciamiento a que habrá lugar.
- El Gobierno real debe confesar que no se da cuenta, de un modo claro, del sentido y alcance de la petición del Gobierno imperial y real, en lo relativo a que Serbia se comprometa a aceptar en su territorio la colaboración de los organismos del Gobierno imperial y real. Declara, sin embargo, que admitirá toda colaboración que responda a los principios del derecho internacional y del enjuiciamiento criminal, así como a las buenas relaciones de vecindad.
- El Gobierno real, no es menester decirlo, se considera en el deber de abrir una información contra todos aquellos que estén, o hayan estado, eventualmente, comprometidos en el complot del 15-28 de junio y que se hallen en el territorio del reinó. En cuanto a la participación en dicha información, de los agentes de las autoridades austrohúngaras, que a este efecto se deleguen por el Gobierno imperial y real, el Gobierno real no puede aceptarla, pues constituiría una violación de la Constitución y de la ley de Enjuiciamiento criminal. Sin embargo, en casos concretos, podría darse a los órganos de poder austrohúngaros noticias acerca de los resultados de la- instrucción.
- El Gobierno real, la misma noche en que recibió la nota, procedió a detener al comandante Voija Tankositch. En cuanto a Milán Cigánovitch, que es súbdito de la Monarquía austrohúngara y que estuvo empleado (como aspirante) hasta el 15-28 de junio en la dirección de los ferrocarriles, aun no ha sido encontrado. Se ruega, pues, al Gobierno imperial y real, tenga la bondad, en la forma acostumbrada, de dar a conocer, lo más pronto posible, los indicios de culpabilidad, así como las pruebas eventuales de culpabilidad que han sido recogidas hasta hoy por la información de Sarajevo, al objeto de informaciones ulteriores.
- El Gobierno serbio reforzará y extenderá las medidas tomadas para impedir el tráfico ilícito de armas y explosivos a través de la frontera. Desde luego, ordenará se abra inmediatamente una información y castigará severamente a los funcionarios de las fronteras de la línea Schabac-Loznica, que han faltado a su deber y dejado pasar a los autores del crimen de Sarajevo.
- El Gobierno real dará gustoso explicaciones acerca de los términos en que, tanto en Serbia como en el extranjero se han expresado dichos funcionarios, en interviús celebradas después del atentado, y que, según el Gobierno imperial y real, han sido de hostilidad para la monarquía, tan pronto como el Gobierno imperial y real le haya comunicado los párrafos en que se expresan esas afirmaciones, y haya demostrado que aquellas palabras fueron efectivamente pronunciadas por dichos funcionarios; además el Gobierno real, por su cuenta, se cuidará de recoger pruebas y piezas de convicción de las mismas.
- El Gobierno real comunica al Gobierno imperial y real la ejecución de las medidas antes enumeradas, en todo aquello que no lo estuviere por la presente nota. Tan pronto haya sido ordenada y llevada a efecto la ejecución de una medida, en el caso en que el Gobierno imperial y real no se diera por satisfecho con los términos de esta respuesta, el Gobierno real serbio, considerando de común interés no precipitar la solución de esta cuestión, está dispuesto, como siempre, a aceptar una entente pacífica, sometiendo el asunto ya sea al acuerdo del Tribunal internacional de La Haya, o al de las grandes Potencias que tomaron parte en la redacción de la declaración hecha por el Gobierno serbio el 18-31 de marzo de 1909.