Gerardo R. Valenzuela
Entrevista publicada en la revista FAL 17-02
Los ataques de Donald Trump contra México iniciaron el día que anunció su candidatura a la presidencia de Estados Unidos. Además de prometer la construcción de un muro en la frontera, dijo que, en su mandato, el gobierno estadounidense renegociaría o incluso abandonaría el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), considerado uno de los más importantes del mundo y eje central de la economía mexicana. Con apenas una semana en la Oficina Oval, el presidente Trump afirmó en un mensaje de Twitter que México se había aprovechado de Estados Unidos durante mucho tiempo, y que eso empezaría a cambiar enseguida. Ante los mensajes amenazantes de Trump y la necesidad de sentarse a la mesa de negociación para establecer los nuevos términos con los que operará el TLCAN, Foreign Affairs Latinoamérica entrevistó a Jaime Serra Puche, quien dirigió las negociaciones y la puesta en marcha del Tratado cuando fue titular de la Secretaría de Comercio y Fomento Industrial (de 1988 a 1994), para conocer su opinión sobre el futuro del acuerdo y de la relación comercial tanto con Estados Unidos como con Canadá.
Foreign Affairs Latinoamérica – Hace más de 20 años, usted encabezó al equipo negociador del TLCAN. Ahora, con la llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos, este acuerdo comercial será renegociado por los gobiernos de los países firmantes. ¿En qué condiciones llegan los tres países a iniciar esta renegociación? ¿En qué términos debería México renegociar el TLCAN?
Jaime Serra Puche – La distinción más importante entre esta oportunidad de renegociación y la que se tuvo al principio, es que hoy los tres países —Canadá, Estados Unidos y México— están del mismo lado de la mesa. La integración de Norteamérica es tal que ahora los tres Estados no solamente se venden productos los unos a los otros, sino que los producen en colaboración. En realidad, esta fase debe ser más un reforzamiento de la región que una renegociación entre las partes. Es un hecho que el comercio internacional se ha ido regionalizando, y esta es la oportunidad para que los tres países del TLCAN encuentren medidas y acuerdos que hagan a la región más competitiva frente a otras. Por eso, cuando digo que estamos del mismo lado de la mesa, quiero decir que cualquier decisión que se tome para introducir medidas proteccionistas en la región, atentará contra la competitividad de la región misma. No es una repetición ni un proceso similar a la negociación inicial, sino que es una negociación dentro de la región para hacerla más competitiva.
Si se acepta la premisa de que se trata de hacer a Norteamérica más competitiva, es evidente que México es la economía que más contribuye a la competitividad de la región frente a otras regiones del mundo, en especial Asia y Europa. En mi opinión, la posición mexicana debe ser la que genere la mayor competitividad para la región y la mayor apertura, en lugar de medidas proteccionistas.
¿En qué términos se debería renegociar el acuerdo? Lo primero es aceptar la premisa de que se trata de impulsar la competitividad de la región frente a otras regiones. En segundo lugar, México no puede aceptar ninguna medida que convierta la relación comercial reglamentada en un comercio administrado; sería un error de nuestro país. Tercero, por definición, el TLCAN tiene que crear para México las mejores condiciones de la nación más favorecida. Si las medidas que quieren introducir los canadienses y los estadounidenses, particularmente estos últimos, le restan esta posibilidad a México, el gobierno mexicano no debe aceptarlo, porque siempre tiene la opción de nación más favorecida con las reglas de la Organización Mundial del Comercio (OMC).
FAL – Independientemente de la decisión del presidente Trump de renegociar el TLCAN, ¿ya era el momento de hacer ajustes? ¿Qué es lo que se debe negociar y en qué no debe ceder México?
JSP – El Tratado tiene más de 20 años de vigencia y hay cosas importantes que se pueden incorporar, como los temas relacionados con el comercio electrónico y la revolución digital, que han traído prácticas distintas al mundo y las seguirán trayendo. En esa medida, me parece que es adecuado pensar en las soluciones. Hay otros asuntos, relacionados con el proceso y el grado de integración de la economía, que han evolucionado. La integración ha sido tal que, por ejemplo, es posible fijar reglas de origen más estrictas que le convengan a la región como un todo, porque con esa integración, hoy la regla de relación entre las tres economías es distinta de como la planteamos hace más de 20 años, cuando negociamos el TLCAN por primera vez.
FAL – Si nos enfocamos en los aspectos legales, ¿qué tanto podría el gobierno de Estados Unidos imponer su voluntad en las negociaciones del TLCAN? Y por otro lado, ¿qué tipo de sanciones podría recibir por parte de la OMC en caso de violar estatutos o de que intentara abandonar el Tratado?
JSP – Qué tanto podría Estados Unidos imponernos su voluntad, depende de nosotros. Hay quienes temen que Estados Unidos se salga del TLCAN, pero hay un escenario peor que salirse del Tratado: que el acuerdo sufra tales modificaciones que nos ponga en una clara desventaja frente a otras economías del mundo. Si las medidas que ellos quieren introducir nos llevan a ese escenario, es mejor abandonar el TLCAN y sujetarse a las reglas de la OMC.
En cuanto a las sanciones que pudiera recibir Estados Unidos por violar algún estatuto, sobre todo el de nación más favorecida, son las establecidas por las reglas de la OMC. Si se violan esas reglas, México puede llevar su caso ante la Organización, para que se formen los paneles y se tomen las decisiones correspondientes de acuerdo con los principios de funcionamiento de la OMC, la cual tendrá que resolverse inevitablemente a favor de México, porque es una violación muy obvia. El artículo 1 de la OMC dice que todos los países miembros deben tratar al resto apegados a la regla de nación más favorecida y que no pueden tratar peor a un país que a otro.
Por ejemplo, se ha mencionado que Estados Unidos pretende imponer un impuesto fronterizo a México, algo que sería violatorio de los estatutos del TLCAN y de la OMC. Si llegaran a poner un impuesto fronterizo que no se les pone a otros países porque no comparten frontera, sería una violación ante la OMC y, por ende, algo inaceptable para México.
FAL – El presidente Trump ha repetido que México se aprovechó de Estados Unidos con el TLCAN. ¿Quién ha sido el mayor beneficiado del acuerdo? ¿En verdad México se aprovechó de su vecino del norte con el TLCAN?
JSP – Para empezar, voy a dar una respuesta que parece demagógica pero que es cierta. ¿Quién ha sido el mayor beneficiario del acuerdo?: La región. Lo que ha ocurrido es que las economías de Norteamérica son complementarias. Por un lado, la canadiense y la estadounidense, y por el otro, la mexicana. Por ejemplo, en Canadá y en Estados Unidos hay abundancia de capital y no de mano de obra, y en México es al revés, lo que genera una complementariedad natural entre las tres economías. El hecho de que se hayan integrado de manera exponencial en más de 20 años de vigencia del TLCAN, le ha dado una competitividad a la región muy notable frente a otras regiones del mundo. Que México se aprovechó del vecino del norte con el TLCAN me parece más un pronunciamiento de carácter político que analítico.
FAL – De alguna manera, con su visita a Washington el primer ministro Justin Trudeau dejó claro que, independientemente de lo que ocurra con el TLCAN, Canadá buscará mantener una buena relación comercial con Estados Unidos, mientras que la canciller Chrystia Freeland declaró que no dejará a México solo en la renegociación. ¿Cómo debe actuar México ante Canadá?
JSP – México debe asegurarse de que cualquier esfuerzo de renegociación del TLCAN sea trilateral. El TLCAN es un acuerdo trilateral, y cualquier reunión o negociación que se realice debe ser trilateral, por dos razones fundamentales. La primera, porque los tres países son miembros del TLCAN y porque eso debe generar mayores equilibrios. La segunda, porque las economías de escala, los programas trilaterales y la reducción de costos de transacción por el hecho de que los tres países de la región están sujetos a los mismos principios y reglas, benefician enormemente a las tres economías, y por ende, a la región. Entonces, perder la trilateralidad del Tratado tendría costos no solamente para efectos de la negociación, sino también para el progreso económico de la región. Se perderían economías de escala y aumentarían los costos de transacción.
FAL – ¿Qué es lo que podemos esperar de estas negociaciones y cuándo considera que se verán los resultados?
JPS – Si prevalece la racionalidad económica, que es un supuesto fuerte, el resultado que debemos esperar de las negociaciones es que aumente la competitividad de Norteamérica frente a otras regiones del mundo. Además, esperamos que entiendan que, en términos de competitividad, México y el TLCAN son una parte de la solución al problema que enfrenta la economía estadounidense y no una parte del problema. Nosotros contribuimos de manera muy importante, por ejemplo, a la competitividad que tiene Estados Unidos frente a China. Si en esta negociación no logramos acentuar esa competitividad mediante reglas de mayor integración, perderemos y se desaprovechará el hecho de que somos complementarios.
Lea el resto de la entrevista a Jaime Serra Puche en la revista Foreign Affairs Latinoamérica volumen 17, número 2.
GERARDO R. VALENZUELA es Subdirector Editorial de Foreign Affairs Latinoamérica. Sígalo en Twitter en @ForeignAffairsL. Esta entrevista ha sido editada y resumida para ajustarse al formato de la publicación.