sábado, noviembre 2, 2024
Cinco curiosidades del comercio mundial de armas
Un hombre palestino muestra munición y armas a la venta en un mercado local en Gaza. Abid Katib/Getty Images

Cinco curiosidades del comercio mundial de armas

Cinco curiosidades del comercio mundial de armas

El comercio global de armas cortas supone uno de los principales desafíos para la seguridad de los Estados.

Rifles de asalto, ametralladoras, pistolas… Estas armas son de un uso sencillo y fácil fabricación por lo que se convierten en las favoritas de los actores armados de todo el planeta, desde Ejércitos hasta bandas de criminales, pasando por los grandes grupos terroristas.

Naciones Unidas y ONG como Amnistía Internacional llevan años reclamando un control de su comercialización y su uso. El mercado legal entre Estados y el ilícito muchas veces son las dos caras de una misma moneda, enmascarando ventas para grupos insurgentes o proporcionando armas a regímenes que violan claramente los derechos humanos.

Una buena fuente para conocer la realidad que rodea a todo lo relativo con las armas cortas en el mundo es Small Arms Survey. Una organización suiza considerada toda una referencia internacional en este terreno. A continuación, se resaltan una serie de aspectos sobre este tipo de armamentos, desde su peso en los conflictos hasta el papel que tiene el mercado negro en su distribución por todo el planeta.

Las armas pequeñas en cifras. Al año mueren unas 526.000 personas en el mundo por culpa de la violencia armada, según datos de Naciones Unidas de 2012; unas tres cuartas partes de estas personas no perecen en conflictos, sino que lo hacen por otras causas como la criminalidad.

La ONU también ha cifrado en 400.000 millones de dólares (unos 350.000 millones de euros) el impacto económico a escala global  que suponen estas muertes. Mientras que establece que el armamento convencional de todo tipo (desde munición hasta tanques) mueve al año unos 85.000 millones de dólares en intercambios entre Estados. De esta cantidad, Small Arms Survey cifra en algo más de 10.000 millones de dólares anuales la cantidad de dinero que mueve la venta de armas pequeñas, y sus diversos componentes. La principal partida de gasto va destinada a municiones que representan un volumen de unos 4.266 millones.

Small Arms Survey también apunta que los cinco principales exportadores de armas ligeras son (según datos de 2012): Estados Unidos, Italia, Alemania, Brasil y Austria. Rusia y China ocupan el séptimo y octavo puesto, respectivamente. Cada uno de estos países vendió al exterior al menos 100 millones de dólares anuales. Asimismo, los principales importadores son: EE UU, Canadá, Alemania, Australia, Francia y Reino Unido.

Según cifras de UN Comtrade (base de datos sobre comercio internacional de Naciones Unidas), entre 2001 y 2011, las ventas declaradas de armas pequeñas se doblaron.

Rifles M16 de fabricación estadounidense en Kabul, Afganistán. Daniel Berehulak/Getty Images

Más allá del mito del Kaláshnikov. El rifle de asalto AK es el arma más popular desde mediados del siglo XX (el primer modelo apareció en 1947). Tradicionalmente se dice que se han producido entre 80 y 100 millones de unidades, aunque es complicado determinar el número exacto ya que se han fabricado numerosas variantes en decenas de países.

Pero también hay otros rifles de asalto que se han hecho muy populares en los conflictos. Tras los AK, el más fabricado ha sido el M16 estadounidense que entró en servicio en los 60, y también cuenta con numerosas variantes. Según datos del fabricante Colt Weapon Systema, se han fabricado unos 8 millones de unidades en sus variantes militares.

Otra arma icónica que ha rivalizado con el AK fue el FN FAL. Un arma originariamente belga pero que luego se produjo en una docena de países, y adoptado como fusil estándar de la mayoría de los ejércitos de la OTAN. También tuvo presencia destacada en conflictos de los 60 y 70 como Rhodesia o los años más duros en el Ulster. Fue definido como “el brazo derecho del mundo libre”. Entre 1951 y 1988 se construyeron unos dos millones de unidades, hoy en día solo se producen en Brasil y Estados Unidos (una versión semi-automática para uso civil).

Pese a la popularidad de estos modelos que tienen más de medio siglo de vida, tienen que hacer frente a la competencia de otros modelos como el G3 alemán, el SG 540 suizo o el AUG austríaco.

¿Qué ha cambiado con los conflictos de la Primavera Árabe? Las revueltas que han desembocado en enfrentamientos más graves como Siria o Libia han propiciado que se haya perdido el control de muchos arsenales militares, y existe el temor que ese material haya caído en  manos de grupos armados no estatales de diversas filiaciones, o han repercutido en conflictos en países vecinos.

En el último informe de la Oficina de Asuntos de Desarme de Naciones Unidas (UNODA)  para el Consejo de Seguridad, también se ha fijado en los riesgos de una incorrecta gestión de los arsenales.

Un ejemplo de estas situaciones se ha dado en Malí, donde los tuaregs del Norte y Al Qaeda en el Magreb Islámico consiguieron mejores armas en los arsenales militares libios sin control tras la caída de Muamar Gadafi. Con este equipamiento, pusieron en fuga a las Fuerzas Armadas de ese país africano, obligando a una intervención internacional liderada por Francia.

También conviene fijarse en Siria e Irak, donde existe el temor, en especial por parte de EE UU y la UE, de si se suministran armas a los grupos kurdos o los rebeldes moderados anti Bachar al Assad puedan caer en manos de los extremistas de Estado Islámico, como se vio durante el asedio a la ciudad de Kobane, o de la rama de Al Qaeda en el país, Jabhat al Nusra, como ya ha sucedido en algún caso.

¿Qué dice la ONU? En abril de 2013 la Asamblea General de Naciones Unidas aprobó el Tratado sobre el Comercio de Armas con 154 votos a favor, 3 en contra  y 23 abstenciones. Entró en vigor a finales de diciembre de 2014.

El acuerdo establece una serie de mecanismos para controlar mejor el comercio. Por ejemplo, las naciones vendedoras revisarán todos los contratos de armamento para garantizar que no se destinen a países sometidos a embargos y que violen los derechos humanos. El objetivo es conseguir una mejor monitorización de todo el material bélico para saber su destino y que no se utilicen contra la población civil. Hasta ahora, muchas veces había que esperar a que se produjera un embargo para decretar que se usaba equipamiento militar de determinado origen para cometer atrocidades.

Los tres países que votaron en contra del Tratado fueron Irán, Corea del Norte y Siria. Mientras que entre las abstenciones destacan las de Rusia y China (países que están en el club de los principales exportadores). Por su parte, y tras muchas dudas, Estados Unidos votó a favor, pero tiene que ratificarlo en el Congreso, y hay importantes voces que lo critican como el lobby armamentístico o quienes consideran que puede limitar la política exterior de la Casa Blanca.

La aprobación de este tratado ha sido una larga batalla de la sociedad civil y de diversas ONG como Amnistía Internacional u Oxfam International que han estado durante más de una década luchando porque la comunidad internacional controlara estas armas.

El peso del mercado negro. Al hablar de armas es imposible no pensar en el mercado negro. La comentada regulación de la ONU hace hincapié en los tratos entre países, pero luego están los cargamentos que se mueven fuera de los controles estatales.

UNODA estima que entre el 40% y el 60% del comercio de armas pequeñas en el mundo es ilícito. Small Arms Survey también recuerda que la mayoría de este equipamiento letal comienza su vida como armamento legal, pero cuando llega a las zonas de conflicto (o países limítrofes) se pierde su control.

Pese a la imagen que nos puedan ofrecer películas como El señor de la guerra (2005), los movimientos en el mercado negro suelen ser a escala local. Los mercaderes de muerte que operan a escala global representan un porcentaje muy pequeño. Tampoco hacen grandes transacciones de una vez, y prefieren operar haciendo muchos envíos, pero con poca cantidad para que sean más difícil su rastreo.

El mercado negro suele estar en manos de actores privados, aunque en ocasiones los Estados contribuyen dando armas a organizaciones guerrilleras o terroristas (como los ejemplos citados en Irak y Siria) o pierden el control de sus arsenales, sólo hay que recordar cuando el Pentágono reconoció haber perdido 200.000 rifles destinados al naciente Ejército iraquí en 2007.

También hay que tener en cuenta lo que se denomina como mercado gris (grey market), que aprovecha huecos legales para vender armas. Los ejemplos serían la venta a entidades sin un reconocimiento internacional (como Somalilandia), ventas a grupos insurgentes que tienen reconocimiento por parte de varios gobiernos, o comercio entre países pero que violen leyes internacionales o propias (caso de Irán-Contra).

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[via Esglobal]

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